Perú convoca a elecciones presidenciales en un contexto de fuerte crisis política

Dina Boluarte convocó a elecciones generales para el 12 de abril del 2026 en un contexto de fuerte deterioro institucional que arrastra al país en los últimos diez años. 

Boluarte está en el poder luego de la destitución de Pedro Castillo de 2022 y viene llevando la conducción del gobierno en una posición de debilidad y atada a la voluntad del Congreso. A pesar de los rumores constantes de salida, la presidenta está cerca de completar el mandato. 

La particularidad de esta elección es que, por primera vez en 32 años, además de elegir quién dirigirá el país hasta 2031, los peruanos regresan al sistema de parlamento bicameral, eligiendo 60 senadores y 130 diputados. Esto le dará aún mas poder al Congreso.

El desafío de Perú es resolver una crisis institucionalidad que se refleja en seis presidentes en  los últimos nueve años de los cuales tres fueron destituidos por el Parlamento bajo la figura de “incapacidad moral”.

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El politólogo por la Pontificia Universidad Católica de Perú (PUCP), Eduardo Salomón, dijo a LPO que la convocatoria de las elecciones “no tienen ningún impacto, es un distractor más que intenta hacer Boluarte para que se empiece hablar más de las elecciones o de justamente “falta poco para que se vaya” y así intentar desinflar los discursos de vacancia que vuelven a tomar fuerza. Esto pues con la caída del terrible ministro del interior y colocar alguien de su misma línea y prontuario, lo lógico es pensar que nada va a cambiar de la crisis de inseguridad y la corrupción policial hasta que la misma Boluarte no se vaya y la vacancia empieza a ser tenida en cuenta”.

Para Salomón el escenario político en la previa de las elecciones convocadas para abril “es un caos, no hay principales candidatos, todos tienen intención de voto menores de 4%, veremos qué queda del voto duro fujimorista que siempre fue en función de Alberto (ya fallecido), al haber más de 42 candidatos y quizás llegue a podría pasar los 50”. 

“Lo que va a haber sin duda es un ánimo de sanción #porestosno por los actuales partidos que conforman las bancadas del actual Congreso por toda la legislación contra la ciudadanía y en favor del crimen organizado. Lo más probable es que el próximo Presidente este más a merced del parlamento (pues en la práctica es un sistema parlamentario autoritario criminal) y en especial de la cámara de senadores pues ahora vuelve la bicameralidad”, agregó.

Las elecciones convocadas para abril “es un caos, no hay principales candidatos, todos tienen intención de voto menores de 4%, veremos qué queda del voto duro fujimorista que siempre fue en función de Alberto (ya fallecido), al haber más de 42 candidatos y quizás llegue a podría pasar los 50

El académico definió los años de Boluarte como “la normalización de la barbarie (por los 49 asesinatos que lleva el gobierno) y un gobierno del fujimorismo sin Fujimori. Se han llevado a cabo la captura de la mayoría de las instituciones (salvo Poder Judicial, Fiscalía por ahora aunque lo estuvo) y los órganos electorales)”. 

“Hemos destruido casi todos los avances institucionales y democráticos desde la caída de Fujimori, solo queda el Banco Central en pie. Queda además muy poco de la constitución del 93, paradójicamente destrozada y violada por los propios fujimoristas”, añade.

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Por último, Eduardo Salomón, planteó que “Perú se caracteriza en la política regional por ser una excepción (no seguir caminos de vecinos) o anticipar situaciones de deterioro como fue Fujimori, un antecesor de Trump o Milei. Es muy difícil pensar que Perú juegue un papel con los actores políticos débiles que tiene y la institución Presidencial por los suelos”. 

“Hay un trabajo pendiente de retomar las relaciones (cortadas con México y Colombia) así como retomar coherencia en posiciones internacionales y la buena fama que llevo a la Cancillería a ganar a Chile en la Corte de la Haya por el diferendo marítimo. Hay que reconstruir la política exterior peruana”, concluyó.

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