Guillermo Francos anunció en las últimas horas que no volvería al Senado esta semana para continuar con su informe mensual al Congreso, tal como se votó en la moción de José Mayans el jueves pasado. El jefe de Gabinete se fue ofendido después que la fueguina Cándida Cristina López lo tildó de “mentiroso” y, desde su entorno, dijeron a LPO que “a menos que haya un pedido de disculpas público, no va a volver”.
Como publicó LPO, Francos se retiró mascando rabia minutos después de las 15 del jueves pasado, antes de culminar la segunda tanda de preguntas de los senadores. El funcionario exigió a través de Bartolomé Abdala, presidente provisional de la Cámara Alta, que la legisladora se retracte pero, ante su negativa, abandonó el recinto enojado.
En rigor, Francos estaba enfurecido desde el principio de la jornada, cuando terminó protagonizando un sketch con el personal legislativo que tuvo que ajustar la altura de la mesa para su comodidad. “Estaba incómodo y pidió que le cambien la silla o el escritorio porque estaba apretado, no mucho más”, aclararon cerca suyo.
Sin embargo, un senador comentó a LPO que el ministro coordinador “hablaba de un sabotaje por lo de la mesa”. “Les dijo a los libertarios que se lo hicieron a propósito para mostrarlo lúgubre”, abundó.
Francos se despegó de la estafa de Libra: “No manejo la información de criptomonedas”
La bronca habría sido tan grande que el funcionario no sabía a quién culpar pero apuntó contra el secretario parlamentario, Agustín Giustinian, un hombre muy cercano a Victoria Villarruel. Entre los secretarios, prosecretarios y directores de la cámara alta se pasaban la pelota: “¿El de la mesa fuiste vos?”, le preguntó un senador a una de las autoridades de la casa.
Como sea, Francos padece los tortuosos rumores de su salida prácticamente desde su asunción en el cargo, cuando le tocó relevar al fugaz Nicolás Posse. En los pasillos de Casa Rosada dejaron trascender la semana pasada que Karina Milei quería que Manuel Adorni lo reemplazara una vez que asumiera como legislador porteño, con el objetivo de que el vocero siga ejerciendo su rol pero desde la Jefatura de Gabinete.
Esas versiones podrían explicarse por la interna feroz entre Santiago Caputo y la secretaria general de la Presidencia. Al fin de cuentas, Francos no responde políticamente ni a los Peaky Blinders ni Karina o los primos Lule y Martín Menem.
En Balcarce 50, por lo demás, advierten que Francos nunca recompuso la relación con Caputo desde la fatídica entrevista que el asesor presidencial le intervino a Jony Viale, tras el escándalo de la estafa Libra. Por eso, el jefe de Gabinete no logra determinar si fue víctima de una redada de la Vicepresidenta o cayó en una trampa del joven consultor sin cargo.
Para colmo, los senadores del peronismo y la UCR esperan el saldo de la reunión que mantendrán los enviados de los gobernadores al CFI, donde esperan novedades sobre la discusión del impuesto a los combustibles y los ATN. “Nadie está muy entusiasmado con otra presentación de Francos”, admitieron en un despacho opositor, y agregaron: “Le hicieron una cama con una mesa”. “Dos muebles”, se limitaron a constatar desde las oficinas de Francos.

Francos prueba la mesa, después que desmontaran su base.