Quirno tuvo que pagar tasas siderales para evitar una corrida al dólar

Este jueves el Gobierno enfrentaba un vencimiento que, en los papeles, no era de los más grandes: apenas $3,2 billones. Pero lo que estaba en juego no era el monto, sino algo más delicado: la liquidez del mercado después del fin de las Lefi. 

El Ministerio de Economía salió a buscar plata dispuesto a romper todo con tal de darle fuerte a la tecla del porcentaje. Y lo logró: captó $8,5 billones equivalente a un roll over del 295%. 

Pero el financiamiento no fue gratis: el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, tuvo que convalidar tasas promedio del 35% nominal anual, y en algunos casos hasta el 39%. Incluso la tasa efectiva es mucho mayor, cifra que, en este contexto, suena más a tasa de usura con validación oficial que a política financiera ordenada. Las tasas convalidadas mas que duplican la evolución de la inflación y el tipo de cambio que espera el gobierno. 

Se agota el modelo de contención cambiaria: el dólar pega otro salto y se acerca a los 1.300 pesos 

Entonces, ¿Por qué tanta desesperación? Porque el 17 de julio se vencen las Lefi, letras de liquidez que había emitido el Banco Central en su momento para contener la expansión monetaria. Con su desaparición, todos esos pesos, inmovilizados durante meses, podían quedar sueltos. Y si no encontraban una nueva ancla, había riesgo de que buscaran refugio en el dólar, que ya está demasiado picante

El financiamiento no fue gratis: Quirno tuvo que convalidar tasas promedio del 35% nominal anual, y en algunos casos hasta el 39%. Las tasas convalidadas mas que duplican la evolución de la inflación y el tipo de cambio que espera el gobierno.

Para evitar ese escenario, el Tesoro montó una licitación que fue, básicamente, un muro de contención construido con tasas astronómicas. Las ofertas de Lecap a corto plazo salieron con tasas que superaron incluso a las que pagaban las Lefi. 

Al final del día, el Gobierno consiguió lo que buscaba. Tapó el agujero. Pero dejó expuesto el precio. No se le escapa al mercado, que los intereses que paga el gobierno por su deuda le meten presión al equilibrio fiscal. Porque aunque se haya avanzado en reducir el gasto primario, el peso de los compromisos, con tasas elevadas y vencimientos crecientes, limita el margen de maniobra. El déficit se cuela por la puerta financiera.

El secretario de Finanzas tuvo que ofrecer una tasa que más que duplica la inflación para que los inversores renueven sus títulos en pesos y no se le vayan al dólar.

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